Una ola de calor sin precedentes sacude Béjar
El calor extremo ha instalado su residencia temporal en Béjar. Esta semana, la localidad salmantina se enfrenta a temperaturas que rozan los 39°C, cifras que superan los registros habituales para estas fechas y que ya han activado las alertas sanitarias en toda la comarca. El Ayuntamiento, los centros de salud y los cuerpos de emergencia están trabajando contrarreloj para hacer frente a una situación que pone a prueba los recursos locales.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha emitido una alerta naranja por calor para toda la provincia durante varios días consecutivos. Las máximas han aumentado de manera sostenida desde el inicio del mes, y no se espera un descenso significativo hasta bien entrada la próxima semana. ¿Estamos preparados para este nuevo escenario climático?
Sistema sanitario: en estado de tensión
El Centro de Salud de Béjar ha registrado un aumento del 35% en las consultas relacionadas con golpes de calor, deshidratación y baja presión arterial, según datos facilitados por la propia Gerencia de Atención Primaria. Los grupos más vulnerables —personas mayores, niños menores de cinco años y pacientes crónicos— concentran la mayoría de estas atenciones.
La doctora Laura Gómez, médica de familia en el centro, advierte: «Lo preocupante no es solo el calor, sino la duración de esta ola. No basta con hidratarse un día, hay que mantener los cuidados durante toda la semana». Según ella, algunos pacientes han llegado a urgencias tras haber estado varias horas al sol en actividades cotidianas como hacer la compra o asistir a eventos al aire libre.
Béjar adapta sus servicios públicos a la emergencia
Ante esta situación, el Ayuntamiento de Béjar ha activado un protocolo de emergencia. Entre las medidas adoptadas figuran:
- La apertura prolongada de las piscinas municipales hasta las 22:30 h.
- El refuerzo en la limpieza de las calles para evitar acumulaciones de polvo y mejorar la frescura del entorno urbano.
- La habilitación de espacios públicos climatizados como refugios temporales para personas mayores o sin acceso a sistemas de refrigeración.
- La suspensión temporal de actividades deportivas y recreativas al aire libre entre las 12:00 y las 18:00 h.
Además, y de forma excepcional, se ha iniciado una campaña informativa puerta a puerta en los barrios más altos de la ciudad, donde la exposición solar es más intensa y los niveles de sombra natural, escasos.
El agua, recurso bajo presión
El embalse de Navamuño, principal reserva de agua para Béjar y su entorno, se encuentra al 58% de su capacidad, según los últimos datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) del Duero. Si bien no hay riesgo inmediato de desabastecimiento, la Confederación Hidrográfica del Duero ya ha pedido “uso responsable y moderado del recurso”, en especial para el riego y el uso industrial.
En palabras de María Ángeles López, ingeniera agrícola y residente de Navacarros, “se están acotando los riegos en parcelas no esenciales y priorizando cultivos de ciclo corto que resisten mejor el estrés térmico”.
No es un escenario nuevo, pero sí cada vez más frecuente. Y Béjar, como muchas otras localidades del interior peninsular, comienza a sentir el peso de una transición climática que no da tregua.
Colegios e institutos aplican medidas excepcionales
El CEIP Filiberto Villalobos decidió adelantar esta semana la hora de entrada a las 7:30 h para evitar que los escolares lleguen en pleno pico térmico. Asimismo, las clases de educación física se han suspendido temporalmente y los patios de recreo se han adaptado para permitir descansos bajo techo.
“Tenemos niños con problemas respiratorios que no pueden estar ni cinco minutos bajo este calor sin que los síntomas se agraven”, comenta Ana Delgado, profesora de primaria. La Consejería de Educación ha permitido relajar el código de vestimenta en los centros: se aceptan camisetas sin mangas y pantalones cortos, una medida que parece anecdótica pero que para muchos supone un alivio.
El comercio y la hostelería, en modo resistencia
La hostelería, uno de los principales motores económicos de Béjar, se resiente. Algunos bares han cerrados sus terrazas durante las horas centrales del día y otros han optado por colocar pulverizadores de agua para refrescar a sus clientes. Los comercios del centro histórico, especialmente aquellos sin climatización, registran caídas en las ventas de hasta un 40% por la falta de afluencia de público.
Rafael Sanz, dueño de una pequeña tienda de artesanía en la calle Mayor, lo resume así: “La gente no quiere salir cuando el suelo quema como si fuera una sartén. Si no tienes aire acondicionado, simplemente cierras”.
No obstante, algunos negocios han sabido adaptarse. Las heladerías y establecimientos que ofrecen bebidas frías han visto aumentar sus ventas considerablemente. Un ejemplo claro es El Mirador, un bar ubicado junto al parque municipal, que ha duplicado su facturación de granizados durante esta semana.
Solidaridad vecinal: el antídoto invisible
Frente al calor y sus consecuencias, ha emergido una vez más la mejor cara de Béjar: su tejido vecinal. En varios barrios como La Antigua y Los Praos, residentes han creado grupos de WhatsApp para coordinarse y ayudar a personas mayores o con movilidad reducida. Desde recoger medicamentos por encargo hasta acercar botellas de agua o preparar comidas frescas, las muestras de solidaridad empiezan a multiplicarse.
“Sabemos quién vive solo y nos turnamos para llamar o pasar a ver si necesitan algo”, explica Lourdes Moreno, vecina de la zona de La Estación. Estas pequeñas redes pueden marcar la diferencia, sobre todo en situaciones extremas en las que los servicios públicos no llegan con la rapidez deseada.
Un verano que adelantó su calendario
Si junio ya golpea con esta intensidad, ¿qué se puede esperar en julio y agosto? Las previsiones no son alentadoras. La Fundación para la Investigación del Clima estima que las zonas del interior peninsular tendrán en adelante una media de entre 15 y 20 días al año con temperaturas por encima de los 35°C, un aumento del 60% respecto a la década pasada.
Este fenómeno no responde a un episodio aislado, sino a una tendencia global. Según datos de Copernicus, el programa europeo de observación de la Tierra, el verano de 2023 fue el más caluroso jamás registrado, y todo apunta a que 2024 podría superarlo.
Recomendaciones clave para resistir la ola de calor
Ante este panorama, conviene recordar algunas de las recomendaciones básicas que pueden marcar una gran diferencia en la salud:
- Evitar salir a la calle entre las 12:00 y las 18:00 h.
- Hidratarse con agua cada 20-30 minutos, aunque no se tenga sed.
- Vestir ropa ligera, de colores claros y tejidos naturales.
- Limitar el uso de electrodomésticos que generan calor en casa.
- Comer ligero: frutas, ensaladas, gazpachos y platos fríos.
Y más allá de las precauciones individuales, es indispensable construir una respuesta colectiva. Porque si algo ha dejado claro esta ola es que el calor ya no es solo cosa del verano. Es un desafío que nos obliga a repensar nuestras costumbres, infraestructuras y rutinas. Béjar ya está tomando nota. Ahora falta sostener el esfuerzo.