El Correo de Béjar

La banda municipal de música celebra su centenario con un concierto inolvidable

La banda municipal de música celebra su centenario con un concierto inolvidable

La banda municipal de música celebra su centenario con un concierto inolvidable

Un siglo de historia, pasión y música

La Banda Municipal de Música de Béjar ha cumplido 100 años. Lo hizo el pasado sábado por la noche, con un concierto inolvidable en el Teatro Cervantes, que reunió a generaciones de músicos, familias enteras y un público entregado que llenó hasta el último asiento. No era solo una celebración musical. Era un homenaje a una parte indivisible de la identidad cultural bejarana.

Desde aquel lejano 1924 en el que un grupo de vecinos con escaso presupuesto pero mucho entusiasmo echaba a andar esta agrupación, la Banda ha tocado, literalmente, a lo largo de todos los capítulos de la historia reciente de Béjar: desfiles patronales, procesiones, actos oficiales, festivales y conciertos didácticos en colegios. Una presencia constante, aunque a menudo discreta, que merece reconocerse como patrimonio vivo de la ciudad.

Una noche cargada de emociones

El concierto del centenario no fue un recital cualquiera. Fue un recorrido sonoro que mezcló memoria y presente, emoción y virtuosismo. Bajo la dirección de su actual maestro, Fernando Ortiz, la Banda ofreció un programa cuidado al detalle, en el que no faltaron las obras con carga simbólica como El barrio de Bert Appermont o clásicos como Suspiros de España.

Pero el momento más emotivo llegó tras el intermedio, cuando subieron al escenario antiguos integrantes de la Banda —algunos ya jubilados— para interpretar juntos el pasodoble Amparito Roca. El teatro, lleno hasta los palcos superiores, ofreció una ovación de pie de más de tres minutos. No era para menos: esa conjunción de generaciones, de batutas pasadas y actuales, resumía en una imagen lo que ha sido la Banda Municipal todos estos años: una escuela de música, sí, pero también de vida.

Una historia de perseverancia

El centenario ha sido motivo para mirar atrás y valorar la trayectoria de esta institución. Fundada en un contexto social y económico muy diferente, la Banda ha sabido adaptarse a lo largo de cuatro regímenes políticos, dos crisis económicas significativas y una pandemia global, sin dejar de ensayar ni renunciar a su vocación de servicio público.

Según datos del archivo municipal, la formación ha superado los 500 conciertos en su historia documentada, aunque se estima que la cifra real es muy superior. “La Banda ha seguido adelante gracias al compromiso personal de los músicos, que en muchas ocasiones han puesto de su bolsillo para mantener los instrumentos o costearse los desplazamientos”, explicó Ortiz en una de las intervenciones previas al concierto.

El propio Fernando Ortiz recordó con anécdotas cómo, en la década de los 90, los ensayos se organizaban en locales prestados, muchas veces sin calefacción. Hoy, afortunadamente, cuentan con un local ensayado en condiciones y con mejores recursos, aunque aún falten “determinadas ayudas institucionales que permitirían crecer en repertorio y alcance formativo”, apuntó.

Un legado que trasciende la música

Hablar de la Banda Municipal de Béjar es hablar también de educación musical accesible. Muchos de los actuales músicos profesionales de la región —e incluso de otras partes del país— comenzaron con un clarinete prestado o una trompeta heredada de un padre o hermano mayor, gracias a la labor de iniciación de la Banda.

A lo largo de las décadas, esta agrupación ha servido como trampolín para jóvenes que, sin recursos para conservatorios privados, encontraron aquí una primera oportunidad real de aprender música. Algunos pasaron por Valladolid, Salamanca o Madrid, y hoy vuelven al pueblo como profesores o concertistas.

Uno de ellos es Javier Sánchez, ex trombonista de la Banda y actual docente en el Conservatorio Profesional de Música de Salamanca. “Empecé con 11 años, y la Banda fue mi escuela. Aprendí disciplina, trabajo en equipo y el valor de la perseverancia. Todo eso me lo transmitieron los veteranos, que nunca se rinden ni dejan de enseñar”, comenta con emoción.

¿Y ahora qué?

La celebración del centenario, más allá del gesto conmemorativo, ha abierto una reflexión sobre el futuro de la Banda. ¿Cómo modernizar sin perder esencia? ¿Cómo atraer a las nuevas generaciones en una era en que los ensayos semanales compiten con móviles y plataformas digitales?

Fernando Ortiz no elude el desafío. “Debemos repensar la banda como un espacio educativo, pero también como una propuesta cultural activa. Ampliar repertorio, incorporar nuevas tecnologías, ofrecer experiencias participativas. No basta con mantener, hay que evolucionar”.

Entre las propuestas esbozadas durante el ciclo de actividades del centenario, destacan:

Son ideas aún en fase de desarrollo, pero que podrían revitalizar una institución que ha sabido mantenerse a flote incluso en los momentos más complejos.

Cien años marcando el ritmo de Béjar

La Banda Municipal no solo interpreta música; es parte del paisaje sonoro de Béjar. Desde las notas que acompañan a la patrona en septiembre hasta las fanfarrias de apertura de Fiestas, pasando por pasacalles, conciertos benéficos y actuaciones en colegios, esta formación ha construido una relación íntima con la ciudad y su gente.

Y ese vínculo se notó el sábado. Entre los asistentes, muchos compartían recuerdos: “Yo salí de la mano de mi abuelo mientras tocaban el pasodoble”, decía una señora septuagenaria. “Mi hijo aprendió con ellos, y ahora estudia dirección en el conservatorio”, apuntaba un padre orgulloso. Historias distintas, unidas por un mismo hilo musical.

Una de las sorpresas más celebradas de la velada fue la presentación del libro conmemorativo 100 años a toda música, editado por el Ayuntamiento, que recopila testimonios, fotografías inéditas y un riguroso trabajo de investigación sobre los hitos más significativos de la Banda. Un ejemplar que, según aseguran en el consistorio, estará disponible en la Biblioteca Municipal y podrá consultarse online antes de fin de año.

Más que una agrupación: un símbolo

No todas las ciudades pueden presumir de una banda centenaria. Ni todas las bandas llegan al centenario con la vitalidad con que lo ha hecho la de Béjar. En un panorama en que las agrupaciones locales sufren por la falta de relevo generacional y apoyo institucional, el caso de Béjar es un ejemplo de resistencia cultural.

“Podemos hablar de tradición, de música, de historia… pero lo que esta Banda representa es comunidad”, dijo Felipe Cordero, cronista no oficial de la agrupación y autor de muchos artículos sobre su trayectoria. “Cuando tocan en Navidad por las calles, cuando ensayan aunque llueva, cuando suenan en la Plaza Mayor… Eso crea pertenencia. Nos recuerda quiénes somos”.

Quizá por eso, cuando el sábado las últimas notas del concierto resonaron entre los muros del Cervantes y el público se puso en pie, más que aplaudir una actuación, se estaba reconociendo un siglo de compromiso, de esfuerzo colectivo. Y en estos tiempos, eso sí que merece ser celebrado a todo volumen.

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