El renacimiento del teatro Cervantes: nuevos programas culturales y más actividades para jóvenes

El renacimiento del teatro Cervantes: nuevos programas culturales y más actividades para jóvenes

Un símbolo con historia revive en Bejar

El Teatro Cervantes, con más de un siglo de historia a sus espaldas, ha sido testigo de la transformación cultural de Béjar desde sus días de esplendor en el siglo XX hasta su cierre temporal en los años 2000. Durante años, su estructura envejecida y su programación escasa fueron reflejo de una infraestructura olvidada. Sin embargo, 2024 marca un punto de inflexión: el Cervantes no solo reabre sus puertas, sino que lo hace con una propuesta ambiciosa orientada especialmente a los jóvenes.

La rehabilitación del teatro, finalizada en marzo tras una inversión pública y privada que ascendió a los 2,4 millones de euros según fuentes del Ayuntamiento de Béjar, no solo implicó mejoras estructurales —como la modernización del sistema de iluminación y sonido, y la instalación de un nuevo sistema de climatización—, sino que fue acompañada de una estrategia cultural renovada.

Una programación cultural pensada para todos

El nuevo equipo directivo, encabezado por la gestora cultural Marta Olmedo, diseñó una agenda adaptada a la pluralidad de públicos. En lugar de centrar la cartelera únicamente en compañías teatrales tradicionales, el Cervantes ahora acoge ciclos de cine independiente, monólogos, conciertos de artistas emergentes y funciones de teatro contemporáneo.

Durante el mes de mayo, por ejemplo, se presentará la compañía LaJoven —conformada por actores y actrices menores de 30 años—, que trae a Béjar la obra “Barro”, una reflexión sobre la Guerra Civil desde la voz de los nietos y bisnietos. A esto se suma la actuación de la cantautora vallisoletana Valeria Castro, quien dará un recital íntimo en junio, con entradas que oscilan entre los 6 y 10 euros, accesibles incluso para estudiantes.

Objetivo: atraer al público joven

Una de las novedades más significativas es el Programa Cervantes Joven, lanzado en colaboración con institutos de Béjar y la Universidad de Salamanca. Este programa busca acercar la cultura escénica a adolescentes y universitarios mediante descuentos, talleres y encuentros con artistas. “Queremos que el teatro deje de percibirse como algo lejano o para una élite”, señaló Olmedo en una entrevista con El Correo de Béjar.

El programa incluye iniciativas como:

  • Entradas a 3 euros para menores de 25 años.
  • Visitas guiadas al teatro, incluyendo proyecciones técnicas y explicación de escenografías.
  • Espacios de debate post-función con directores y actores invitados.
  • Convocatorias para jóvenes dramaturgos locales, con la posibilidad de ver sus textos representados en el Cervantes.

¿Y funciona? Según los datos del área de Cultura del consistorio, la asistencia juvenil ha aumentado un 47% desde la reapertura, cifra que no deja lugar a dudas.

Un teatro conectado con la comunidad

Lejos de actuar como un ente cerrado, el Teatro Cervantes ha iniciado una apuesta decidida por involucrarse en el entramado social de Béjar. Se ha reanudado el programa “Escena Comunitaria”, suspendido desde 2015, que ofrece talleres gratuitos para mayores y sesiones de teatro terapéutico para personas en situación de vulnerabilidad.

También se ha establecido un acuerdo con asociaciones locales como Asociación Béjar Emprende para que el recinto funcione como sede para charlas de emprendimiento, muestras creativas y proyectos educativos cruzados con la cultura. No es casualidad que el eslogan del Cervantes para esta nueva etapa sea: “Un teatro vivo, dentro y fuera del escenario”.

Volver a ser referencia más allá de Béjar

La ambición es clara: posicionar el Cervantes como un referente escénico en Castilla y León. Las alianzas con centros culturales de Salamanca, Ávila y Zamora permiten una circulación activa de artistas y producciones. Además, se han creado vínculos con festivales como el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, lo que abre la puerta a futuras colaboraciones estratégicas.

“No podemos seguir funcionando de forma endogámica. Béjar tiene mucho que decir culturalmente, pero tenemos que abrir ventanas”, apuntó Olmedo durante la presentación de la temporada 2024.

Retos pendientes y una mirada al futuro

No todo es aplauso. Algunos vecinos han manifestado que la selección de espectáculos todavía peca de centralismo cultural o de escasa inclusión de artistas locales. Desde el colectivo Escena Bejarana, que agrupa a actores y compañías de la zona, solicitan una cuota mínima anual de producciones locales.

Asimismo, todavía no se ha repuesto completamente el personal técnico del teatro, lo cual, según explican trabajadores del sector, puede limitar la frecuencia de presentaciones. El Ayuntamiento, no obstante, asegura estar en proceso de nuevas contrataciones para cubrir esa carencia estructural.

Otro punto en proceso de mejora es la accesibilidad: actualmente solo el patio de butacas es plenamente accesible para personas con movilidad reducida, lo cual limita el uso del resto del edificio. Se espera que una segunda fase de obras, prevista para 2025, amplíe las adaptaciones.

Pese a estos desafíos, el balance general en estos primeros meses es positivo. Con una media de asistencia superior al 70% y una cartelera que se renueva cada seis semanas, el Cervantes se perfila como un ejemplo de cómo devolver la vida a espacios escénicos históricos sin repetir viejas fórmulas.

¿Qué podemos aprender del caso Cervantes?

La revitalización del Teatro Cervantes demuestra que la cultura no es un lujo, sino una apuesta viable cuando se entiende desde la participación ciudadana. En lugar de imponer una agenda vertical, se abre una programación que escucha e involucra a su audiencia natural: los jóvenes, la comunidad local, los nuevos creadores.

Quizá esta sea la lección más urgente para otras poblaciones castellano-leonesas con teatros cerrados o infrautilizados: sin integración, sin diálogo con su entorno, los espacios culturales corren el riesgo de convertirse en cajas vacías. Pero si se gestionan con creatividad y cercanía, pueden volver a ser el corazón de la vida colectiva. En Béjar, al menos, ese corazón ha empezado a latir con fuerza renovada.